viernes, 16 de julio de 2010
El fuego no quema los recuerdos
martes, 13 de julio de 2010
Otelo
Cuarto Acto
YAGO
¿Y qué te parece?
OTELO
¿Parecerme, Yago?
YAGO
¿Darse en secreto un beso?
OTELO
Un beso ilícito.
YAGO
¿O estarse una hora o más desnuda en cama con el amante, sin malicia alguna?
OTELO
¿Desnuda en cama y sin malicia, Yago? Fuera engañar hipócrita al demonio; los que tal hacen sin maligno intento, dejan que tiente su virtud el diablo, y tientan ellos el poder divino.
YAGO
Venial fuera el desliz, si nada hicieran. En cambio, si a mi esposa di un pañuelo...
OTELO
¿Y qué?
YAGO
Señor, es suyo, y siendo suyo, pienso que puede dárselo a cualquiera.
OTELO
También es dueña de su honor, por eso ¿lo puede regalar?
YAGO
Su honor, mi jefe, es invisible esencia; en muchos casos lo gasta aquella que jamás lo tuvo. Pero el pañuelo...
OTELO
¡Vive Dios, dichoso en olvidarlo fuera! Me dijiste... (me viene a la memoria cual se cierne el negro grajo sobre infecta casa, y a todos ruina augura) Me dijiste que él tuvo su pañuelo.
YAGO
¿Y qué hay con eso?
OTELO
Por cierto nada bueno.
YAGO
¿Y si te dijera que fui testigo ya de tal ultraje, o que le oí decir...pues hay bellacos que, habiendo al fin logrado de una dama algún favor con importunos ruegos, o con mostrarse asaz pagados de ella, hasta charlarlo todo no descansan?
OTELO
¿Ha dicho él algo acaso?
YAGO
Sí, mi jefe. Estate tranquilo empero; nada dijo que no desmentirá.
OTELO
¿Qué dijo, Yago?
YAGO
Dijo que estuvo... No sé como dijo.
OTELO
¿Qué? ¿Qué?
YAGO
Yació...
OTELO
¿Con ella?
YAGO
Sí, con ella; con ella o encima de ella, como te plazca.
OTELO
¡Yacer con ella! ¡Encima de ella! Yago, eso es asqueroso. Pañuelo... confesiones... ¡el pañuelo! ... Confesar y ser ahorcado luego. No; ahorcado primero y que confiese luego... Tiemblo sólo al pensarlo. Naturaleza no se revestiría de tan tétrica pasión, si no hubiera en esto algún presagio. No son vanas sombras las que me estremecen de tal modo. ¡Bah! Narices, orejas, labios... ¿Será posible? ¿Confesión? ... ¿pañuelo? ¡Oh diablo! ...
YAGO
¡Obra, ponzoña mía, sigue obrando! Así se enliga al crédulo sin seso; y así más de una dama casta y digna, sin culpa alguna, pierde fama y honra. ¡Alza, señor, alza!
lunes, 12 de julio de 2010
Carta de la Tierra, por Arianna Bruguera
como mis avisos indirectos veo que no han acabado de tocar en vuestra conciencia (si es que teneis) no he tenido más remedio que ponerme en contacto con vosotros de este modo. En esta carta intento darles otro toque te atención para que sus constantes agresiones al medio ambiente cesen de una vez por todas.
Estamos juntos desde hace años. Todo empezó cuando yo estaba sola, desierta, deseando crear vida. Llegó el agua y con ella la vida. Gracias a esa agua, llegaron los árboles, las plantas, los mares, los ríos… mis movimientos internos crearon la mayoría de las montañas (mediante fenómenos de la teoría de la tectónica de placas) que ahora usáis para esquiar, para ir de paseo y sí también para contaminar. Al principio éramos muy amigos ¿recuerdas? Convivíamos en simbiosis. Lo que usabais de mi no era más de lo que mi capacidad de regeneración podía crear, así que ningún problema. Tampoco el número de toneladas de gases efecto invernadero era significativo, nada que pudiera afectar a mi salud.
Todo esto cambió con la aparición de la industria. Usted, el ser humano, evolucionó hasta dar con la industria. Todo eran ventajas. El trabajo era más efectivo, menos mano de obra, más rapidez en las cadenas de producción… pero también empieza el conflicto. Es en ese punto cuando empieza a aumentar la contaminación. Mi contaminación.
Esto, lejos de cesar, ha ido aumentando con los años. La población mundial no deja de aumentar y aparte de una industria para favorecer vuestras necesidades también desforestáis bosques para generar campos de monocultivo, utilizáis coches, motos, aviones, barcos… para vuestro transporte, habéis llegado al punto que no sabéis vivir sin energía eléctrica, el plástico es el material rey de vuestra vida y lejos de reciclarlo lo derrocháis de mala manera…. Pero no son estos vuestros únicos problemas, aunque si son los que me afectan directamente. Aparte de todo esto, sois unos seres egoístas, avariciosos y desconsiderados.
Egoístas porque sólo os importa vuestro bien y el de nadie más, avariciosos porque cuando tenéis este bien todavía no tenéis bastante y vais a la caza de más aunque esto signifique aplastar al prójimo o al mismísimo medio ambiente que como sabéis está indefenso, vulnerable y a la merced de vuestros actos. Finalmente también sois desconsiderados porque aunque sabéis las consecuencias de vuestros actos, no pensáis ni un segundo antes de actuar. Os ciega el poder y eso que vosotros llamáis “dinero” (una vez más aparece la avaricia que tanto os caracteriza).
No os dais cuenta del daño que hacéis a vuestro entorno con vuestras agresivas y aplastantes acciones. Os citaré algunas… Efecto invernadero producido por esa capa de gases contaminantes situados en la parte alta de la atmósfera que no permite que la radiación solar vuelva al espacio y la mantiene en la tierra aumentando su temperatura poco a poco. Contaminación de las aguas, tan importante para vosotros, pero también para el resto de animales y para mi misma. Contamináis lo que os ha dado la vida, algo que deberíais venerar como si del auténtico dios se tratase. En esta contaminación de aguas, tanto oceánicas como freáticas, también tiene parte de culpa la lluvia ácida que vosotros mismos generáis. Con una atmósfera tan contaminada como la que habéis generado no os debería extrañar que el agua que caiga de esta no esté tan contaminada como su entorno, y en efecto, así es (con un pH a veces inferior a 3, es decir muy ácido). Generación de residuos, lejos de reciclar, aunque cada vez lo hagáis más, no dejáis de llenar más y más vertederos (algunos de ellos incontrolados, porque no hay nadie mas chulo que el ser humano). Que lejos queda esa época en que utilizabais la misma cuchara de palo para toda la vida. Ahora el primer mundo se dedica a despilfarrar recursos. Antes que reparar algo, se tira y se compra nuevo.
- ¿Qué más da, quien se va a quejar?
- Pues yo, la Tierra.
Os habéis convertido en un virus para mi salud y la del resto de habitantes que conviven con vosotros. A sido vuestra manera, siempre egoísta, de entender la vida la que nos ha llevado a este punto en el que estamos. Verdaderamente, muy crítico. Parar esto es imposible, y aunque se parase ahora mismo, la fuerza con la que viene todo este dolor que me estáis haciendo, haría que tardara mucho en cesar del todo.
Sólo os pido un poco de consideración por vuestra madre Tierra. Que volvamos a vivir en armonía ahora que ya sabéis de qué pie cojeo. Habéis llevado demasiado lejos vuestra existencia y os creéis el centro del mundo. Pero no lo sois, son hermanos de muchas especies que habéis ayudado a extinguir y de otras muchas que están en peligro de extinción. Incluso vosotros mismos habéis tenido que proteger a algunas especies con tal de preservar su existencia.
En el fondo, sé que os conocéis tan bien como yo. Por eso hay sectores de vuestra especie que si que se preocupan por mí. Se agradecen estas ayudas pero aún son insuficientes. Uniros igual que lo hacéis para hacer la guerra, pero esta vez para hacer la paz.
Dejad de adorar a dioses, y adorad a quien de verdad os lo ha dado todo.
Finalmente, agradecer a esas personas que sí que se preocupan por mí y por mi preservación. cuidan de mí y saben como hacerlo. Estas personas tienen mucho trabajo por delante, entre otras cosas concienciar al resto de vuestra sociedad.
Os despide con un fuerte constipado,
Vuestra madre Tierra.