martes, 13 de julio de 2010

Otelo

Cuarto Acto

YAGO

¿Y qué te parece?

OTELO

¿Parecerme, Yago?

YAGO

¿Darse en secreto un beso?

OTELO

Un beso ilícito.

YAGO

¿O estarse una hora o más desnuda en cama con el amante, sin malicia alguna?

OTELO

¿Desnuda en cama y sin malicia, Yago? Fuera engañar hipócrita al demonio; los que tal hacen sin maligno intento, dejan que tiente su virtud el diablo, y tientan ellos el poder divino.

YAGO

Venial fuera el desliz, si nada hicieran. En cambio, si a mi esposa di un pañuelo...

OTELO

¿Y qué?

YAGO

Señor, es suyo, y siendo suyo, pienso que puede dárselo a cualquiera.

OTELO

También es dueña de su honor, por eso ¿lo puede regalar?

YAGO

Su honor, mi jefe, es invisible esencia; en muchos casos lo gasta aquella que jamás lo tuvo. Pero el pañuelo...

OTELO

¡Vive Dios, dichoso en olvidarlo fuera! Me dijiste... (me viene a la memoria cual se cierne el negro grajo sobre infecta casa, y a todos ruina augura) Me dijiste que él tuvo su pañuelo.

YAGO

¿Y qué hay con eso?

OTELO

Por cierto nada bueno.

YAGO

¿Y si te dijera que fui testigo ya de tal ultraje, o que le oí decir...pues hay bellacos que, habiendo al fin logrado de una dama algún favor con importunos ruegos, o con mostrarse asaz pagados de ella, hasta charlarlo todo no descansan?

OTELO

¿Ha dicho él algo acaso?

YAGO

Sí, mi jefe. Estate tranquilo empero; nada dijo que no desmentirá.

OTELO

¿Qué dijo, Yago?

YAGO

Dijo que estuvo... No sé como dijo.

OTELO

¿Qué? ¿Qué?

YAGO

Yació...

OTELO

¿Con ella?

YAGO

Sí, con ella; con ella o encima de ella, como te plazca.

OTELO

¡Yacer con ella! ¡Encima de ella! Yago, eso es asqueroso. Pañuelo... confesiones... ¡el pañuelo! ... Confesar y ser ahorcado luego. No; ahorcado primero y que confiese luego... Tiemblo sólo al pensarlo. Naturaleza no se revestiría de tan tétrica pasión, si no hubiera en esto algún presagio. No son vanas sombras las que me estremecen de tal modo. ¡Bah! Narices, orejas, labios... ¿Será posible? ¿Confesión? ... ¿pañuelo? ¡Oh diablo! ...

YAGO

¡Obra, ponzoña mía, sigue obrando! Así se enliga al crédulo sin seso; y así más de una dama casta y digna, sin culpa alguna, pierde fama y honra. ¡Alza, señor, alza!

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